Esta mañana me levanté,
con una enorme sonrisa
cpn una dulce y bella sensación
que que me duró todo el día.
De pronto recordé algo,
y adiviné lo que sentía,
en esa noche tan oscura
soñé contigo, Virgen Mía.
En el sueño me llamabas
y me decias: "No estes triste,
Yo siempre estaré contigo
en el momento que me necesites."
Me fuistes secando las lágrimas
con tu pañuelo de flores,
y esa noche tan sombría y gris
se convirtió en un amanecer de colores.
Ahora cada noche, al acostarme
rezo para volverte a encontrar,
para agradecerte la Fe y el Amor
que con cariño siempre me das.
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