Dime que sientes, capataz,
cuando la tienes que guiar,
por las calles de un pueblo
que sueña con acariciar;
ese rostro inmaculado
de esa belleza sin par.
Dime, nazareno, que sientes,
cuando acompañándola vas,
y ves que la gente la mira
y llora al verla pasar.
Con esa gracia y salero
como no hay otra igual.
Dime que sientes, costalera,
cuando la tienes que llevar,
soportando sobre tus hombros
ese triste y hondo penar,
el que sólo siente una madre
cuyo Hijo se va a sacrificar.
Un sacrificio durísimo
por salvar a la Humanidad.
¿Por qué no contestáis?
¿Acaso no podéis explicar
Esa emoción tan grande
Que hasta os hace llorar?
Yo si puedo decir que siento
Cuando la veo pasear,
Repartiendo su Fe y Amor
Con infinita bondad
Esa noche del Miércoles Santo
Que me llega a emocionar.
cuando la tienes que guiar,
por las calles de un pueblo
que sueña con acariciar;
ese rostro inmaculado
de esa belleza sin par.
Dime, nazareno, que sientes,
cuando acompañándola vas,
y ves que la gente la mira
y llora al verla pasar.
Con esa gracia y salero
como no hay otra igual.
Dime que sientes, costalera,
cuando la tienes que llevar,
soportando sobre tus hombros
ese triste y hondo penar,
el que sólo siente una madre
cuyo Hijo se va a sacrificar.
Un sacrificio durísimo
por salvar a la Humanidad.
¿Por qué no contestáis?
¿Acaso no podéis explicar
Esa emoción tan grande
Que hasta os hace llorar?
Yo si puedo decir que siento
Cuando la veo pasear,
Repartiendo su Fe y Amor
Con infinita bondad
Esa noche del Miércoles Santo
Que me llega a emocionar.
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