Este poema lo creé cuando mi hermandad se volvió a quedar encerrada por segundo año consecutivo.
Rosas blancas adornaban tu palio
Haciendo resaltar más tu belleza,
El brillo que desprendían tus ojos
Apagaban la luz de las velas.
Tu corazón ese Miércoles Santo
Soportaba dos amargas penas,
Al dolor por tu Hijo amado
Se unió ver el llanto de tus costaleras.
Tu mirada era aún más triste
Tus lágrimas, aun más dolorosas
San Pedro no se abrió para ti
Mi Virgen hermosa.
Reina del Miércoles Santo
De debes deprimirte.
Al menos de Torredonjimeno
El cariño recibiste.
Tranquila, volveremos a engalanarte.
Alegraremos de nuevo tu corazón.
Paseándote por las calles, como siempre
Con infinita Fe y Amor.
lunes, 17 de agosto de 2009
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